Reconozco que cierta maldad infantil recorrió mis neuronas mientras escuchaba al discurso de Sánchez al hacer balance de su primer año al frente del gobierno. Me vinieron a la cabeza aquellas excursiones infantiles, con el autocar repleto de infantes cantando aquello de "Ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras, tralará".
No lo pude evitar. Sonreí pensando que por el mar pueden correr las libres, o hacerlo por el monte las sardinas. Y, ya puestos, canté que la monarquía también puede ser transparente y ejemplar.
Señor Sánchez, volvió a mi imaginario el cancionero de la infancia, si quiere ser conductor de primera, acelere, acelere... Que al hablar de la monarquía, se ha pasado de frenada.
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