Artículo y viñeta para salamancartvaldia.com |
Los perdones de los
pendones.
Atónitos veíamos en el bar de Emilio las pretendidas
disculpas de Rajoy en el Senado. Para Emilio, acto de constricción del
Presidente. Para los demás, pantomima de escasa calidad y verosimilitud nula.
Teníamos la sensación de que le han cogido el tranquillo a
eso de pedir perdón (o no pedirlo) como acto con el que eluden su
responsabilidad y se creen exentos de las
culpas que les corresponden.
Juan Carlos I “el campechano”, lo sentía mucho (que no
nos pidió perdón). Y se dio el asunto por zanjado, como si nunca hubiese hecho
alarde de derroche cuando sus súbditos pasaban hambre.
Rajoy pide disculpas
(“en nombre del Partido Popular”,
como si no fuese él su mandamás), por haber colocado en sus puestos a los que “en apariencia” han abusado de su
posición. Ya está, salvado el honor del PP y a salvo la credibilidad de don Mariano.
Aguirre asegura que
no quiere eludir la responsabilidad que le corresponde por colocar a Granados al alcance de los dineros
ajenos. Y con pedir perdón, quiere convencernos de que su responsabilidad ya se
ha extinguido, y ella es la más decente entre las dignas.
Pedro Sánchez
pide perdón por los quince socialistas que usaron las tarjetas opacas de Caja Madrid. Cierto que él no tuvo ni
arte ni parte en el nombramiento de tan presuntos mentecatos, pero, digo yo,
que si cesan a quienes las usaron, algo habrá que hacer con quien les encumbró
a la dignidad de consejeros. ¡Ah, no, que esto es España y aquí se extinguen
así las responsabilidades! Basta con decir perdón, lo siento, me disculpo o
cualquiera otra de las frases hechas al uso y nunca sentidas.
El PP de Masnou
(Barcelona) amenaza de muerte a Artur
Mas, y pide perdón, no por lo publicado en su twitter, sino por el error “informático” de “arrastrarlo a su página”. Zanjada la cuestión.
Nerea, Mario, Alberto… Cuantos compartimos tertulia aquel
día (a excepción de Emilio, el camarero) estamos hasta los perdones de tanto
perdón. No queremos poses vacías, queremos asunción de responsabilidades. Y que
esos cuatro que pretenden irse de rositas se vayan, pero a su casa. Que se
vayan, y se vayan ya, que ya están tardando.
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