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La crisis y la corrupción
Ahí andábamos, bromeando mientras Rajoy se reunía con el
Comité Ejecutivo Nacional del PP para anunciar cambios y componendas dentro del
partido, cuando nos enteramos de que el señor Presidente achacaba el descalabro
electoral a la crisis y a la corrupción.
- “A intuitivo, no hay
quien gane a este tipo”, dijo Emilio que aún no tiene claro si ser fiel a
sus siglas, si decantarse por Vox o por si arrimar su sardina a las ascuas de
Ciudadanos.
Jugamos entonces a imaginar el silencio que se habría
producido en la sala. No por las dotes de clarividente, no, sino por la duda
que debe corroer a más de uno acerca de si la pérdida de votos es lamentable de
verdad, o simplemente es daño colateral para conseguir la cantidad de millones
que han cosechado muchos dirigentes populares. Entonces empezamos a imaginar el
refranero desfilando por las bocas de los prebostes populares…
- “¡Ande yo caliente,
y ríase la gente!”, sin duda pensaría más de uno.
- “¡Que nos quiten lo
bailao!” mascullarían otros tantos.
Los recién nombrados, frotándose las manos, no dirían nada,
para no delatarse antes de tiempo.
Recuperarían el resuello los que han mantenido el cargo,
mientras que los pocos que se van, no lo hacen por la puerta de atrás. Para
ellos, antes que después, se abrirá una puerta giratoria. ¡Seguro!
¡La crisis y la corrupción! En el bar todo eran risas. En
nuestros corazones había una incómoda pesadumbre pensando que nada ha cambiado.
Nada en los que nos prometen que todo va a cambiar.
¿Pena? No. ¡Asco!
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