Así, a la carrera, le toca al pobre Mariano aprender esas palabras que los demás conocemos, pero él nunca ha usado.
Se le acumulan los deberes, pobre Mariano. Y, como está perdido, lo mezcla todo y trata de imponer en el diálogo: que si pactamos, pero sin Pedro Sánchez que me dijo que no soy decente. Que si hablamos de todo, pero hay temas intocables.
Ay, presidente empeñado en guardar un puñado de agua entre las manos. ¡Ay!
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