Escucho una conversación de bar y no puedo estar más de acuerdo con uno de los interlocutores.
Se preguntaba uno cómo es posible que el PSOE se arrime tanto al PP como para dar un golpe de estado interno.
Le responden, que, ante el miedo de que se rompa el bipartidismo, los ciudadanos somos los enemigos y el PP es aliado.
Tal que así ha sucedido.
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