A unos, le hicieron efecto los somníferos administrados por el PPSOE. A otros, les venció la megalomanía. A varios, se les pasaron las ganas por el camino.
Pero, dormido o latente, el espíritu sigue ahí, porque las reivindicaciones no fueron escuchadas, porque la Justicia (la que lleva mayúscula, no la de los ojos vendados) sigue reclamando su espacio, porque la Libertad continúa buscando cómo escapar de su presidio.
Así pues, el 15M sigue vivo y dispuesto a soplar velas. ¡Que sea por pocos años! Pocos, porque logremos alcanzar su meta.
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