Como casi todos (porque ese día salimos casi todos a la calle), me manifesté en hace 20 años pidiendo a ETA que terminara con la barbarie. Como casi todos (porque ese día lo sentimos casi todos), me dolí con la muerte de OTRA víctima de la sinrazón y la demagogia.
Hoy, 20 años después, me avergüenzo de la corrupción del dolor, de la apropiación de los sentimientos, de la criminalización de la discrepancia.
Yo no pondría la pancarta en el ayuntamiento, como no se puso en el aniversario de la muerte de Tomás y Valiente, Como nos se colgó en la conmemoración del atentado de la T-4.
Los símbolos de unión, sirven para eso. Adueñárselos es crear una sociedad rancia, pobre, parcial, castrada. Como rancios, pobres, parciales y castrados en ideología demuestran ser los dirigentes del PP que hablan estos días.
Hoy, como hace 20 años, con similar sentido, con contrario sentido, grito ¡Basta ya!
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