Llegan los primeros fríos y, (¡qué casualidad!) el precio de la luz se ha disparado.
Las chimeneas anuncian el encendido de las calefacciones y los que no pueden pagar se acurrucan entre mantas. Algunos, incluso, puede que se tapen con la bandera española que adornaba su balcón hasta esta mañana. Tal vez así sientan el calor de la patria, porque, de otra manera, no recibirán nada de esta España de folklore en los balcones, de masa obediente, de conformismo, frío y hambre.
En Cataluña también hace frío. Algunos se abrigarán con la estelada.
Pd. Ni los dineros de algunos en los paraísos fiscales hacen que nos hierva la sangre.
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