Este hombre con lengua de papel de lija y verborrea de crispador de multitudes, debería repensar lo que dice, que se vuelve en su contra con demasiada frecuencia.
Este matón de taberna, de palabra incendiaria y pensamiento de antaño, debería cerrar la boca, que ya no le caben más moscas, ni más sapos, ni más culebras.
Éste... En fin, él.
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