Volverán a manchar de rojo las arenas de las plazas.
Volverán a excitarse con el sufrimiento y la muerte del animal.
Volverán a sentir la embriaguez del vino y la merienda, mientras en el coso agoniza un ser que nunca debió ser criado con el único objetivo de que la tortura se adueñara de su cuerpo, de su calma.
Cerebros de épocas pasadas. Corazones amputados.
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