Señor Casado:
No soy yo mucho de andar emponzoñando asuntos tan graves como el coronavirus, donde la enfermedad no distingue entre populares o comunistas.
Tampoco soy de cebar deslealtades, intentando engordar a costa del sufrimiento de millones de personas, sean anarquistas o fascistas.
Pero ya ve, señor Casado. A eso sabemos jugar todos. Y el recuerdo de Atila enarbolando tijeras en la Moncloa, acaba aflorando, me temo, de una manera mucho más incontestable que hablar de concentraciones que buscan la igualdad.
Pocos aspirantes a mandatario ha habido en España con menos escrúpulos que usted, señor Casado. Muy, muy pocos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario