¡Ay, la pobre! Que no sabía nada, oye. Que se encontró un día un máster, pero ella no quería. Que aseguró que lo había hecho, pero no sabía nada... Que condenan a las demás y ella (como suele ocurrir con los poderosos) se va de rositas.
¡Ay, la pobre! Que no sabía nada.
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