Hoy me llevarán la contraria muchos amigos. Me hablarán del derecho a la autodefensa; me recordarán que grandes logros laborales, sindicales, en la conquista de los derechos... utilizaron la violencia en uno u otro grado...
Les escucharé. Aceptaré sus reproches. Sonreiré y volveré a negar la violencia como argumento. La negaré como estrategia. La rechazaré como planteamiento de trabajo.
La violencia me acerca a lo que detesto. Detesto la violencia.
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