Este capítulo, con número tan bonito, el 2.222, viene a coincidir el día en que festejamos el aniversario de la Constitución. Ese libro cargado de buenos deseos, que no es más que papel mojado en manos de tiranos camuflados de demócratas, que legislan para satisfacción de unos pocos, y procuran la ruina y la desazón de unos muchos.
Libro interesante para la mesilla de noche, pero sólo para días en los que estás agotado y no logras pasar de la cuarta línea antes de dormirte. Porque si tienes la desdicha de leerlo entero, se te sublevará la bilis, tu subirán los calores y la indignación crecerá hasta invitarte a hacer lo que no debes (según ellos y su forma de legislar): exigir tus derechos y mandar a su casa a quienes no cumplen con el deber de proteger a los ciudadanos contra viento y marea.
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