Artículo y chiste para http://salamancartvaldia.es/ |
En el bar de Emilio está la tele
encendida. Discuten un padre y su hijo adolescente. El padre trata de convencer
al muchacho de que la prisión dictada contra 12 raperos es justa, porque
injurian, enaltecen el terrorismo, incitan al odio…
No intervengo, no conozco a esa
gente y no he sido invitado a participar en su conversación. Sin embargo,
reflexiono. Nunca he entendido determinados delitos ni comparto la aplicación
que se está haciendo del código penal.
Al odio, se incita desde la política
mucho más que desde la canción o desde el twitter. Te incitan al odio cuando te
desahucian porque, aunque con empleo, no te da para pagar la hipoteca. Te
incitan al odio cuando te hacen firmar ocho contratos laborales en diez días, y
te dicen que trabajarás ocho horas, pero al final le echas diez o doce, sin que
nadie te las reconozca ni te las pague. Al odio se incita cuando no puedes
poner la calefacción en casa porque no te alcanza el dinero, o cuando sólo
tienes pan y patatas para comer esta semana. Al odio, incita el paro. Al odio
me incitan los sueldos de los políticos, que cobran para resolver mis problemas
y no veo que hagan nada, o que consigan nada, que viene a ser lo mismo.
Que canten lo que quieran los
raperos, que la música no mata. Pero la desesperación sí. Y el hambre, y el
frío.
Le pido a Emilio que me rellene
el vaso de vino. Lo bebo en silencio. Se me aqumula la bilis en el estómago.
No tengo ganas de fiesta.
Me marcho a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario