Nada hay tan bajo como el ánimo derrotado. Salvo, quizás, la chapuza consumada.
Pólvora del rey, se utilizó en esta andanada. Pero el rey no fue majestad, sino tú y yo; tu padre y el mío. El rey es ese pedazo de presente que, por negligencia, están negando a vuestros hijos.
La tempestad se desató en el cielo haciendo naufragar aviones de papel. |
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