Que a la Justicia no se le rompa el alma al ver cómo quedan los desahuciados, no tiene más explicación que el hecho de que un día se le cayera (el alma) del bolsillo y fuese (el alma), rodando, a parar bajo el rodillo de una apisonadora (el alma).
Que la Justicia no vea la injusticia que se oculta detrás de esta decisión, no tiene más explicación que el hecho de que un día se le nublaran los ojos y las legañas hicieran que el paño se pegase a la mirada (del alma).
Más que ciega, la Justicia se hace la tonta (del culo). Y se le da de cine.
Más que ciega, la Justicia se hace la tonta (del culo). Y se le da de cine.
¡Stop desahucios!
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