Capítulo 1.601. La doctrina "botín"

Una mosca despistada revolotea sobre el platito de salchichón. Verla tan pertinaz, tras los aguaceros de finales de semana, me hace pensar en la maligna insistencia de moscas, mosquitos y moscardones.

¡Cómo son las asociaciones de ideas! Fue pensar en moscardones y venírseme a la mente la imagen de los Urdangarín Borbón, con su prepotencia, con su defensa de la honradez (el uno) y de la ignorancia (la otra).

No canso a mi neurona con argumentos a favor o en contra de la ex duquesa, que saldría muy mal parada la fiscalía anticorrupción (¡Cómo le gusta retratarse a través de sus acciones!). Lo cierto es que (otra vez la asociación de ideas) reparo en el nombre de doctrina botín, y aunque sé que ese Botín va con mayúscula en honor a don Emilio) prefiero la minúscula, pues de botín hablamos y adquisición de botín se juzga.

Algunos se conforman con saber que una infanta se sienta como imputada. A mí, la verdad, no me quita el sueño, pero me alegro de que así sea, porque me ayuda a pensar que, al menos para un juez, todos somos iguales (por mucho que otros colegas suyos se empeñen en demostrar que los grandes son más iguales que los pequeños).

Me paro a ordenar mis ideas y me percato de que este es el pensamiento de los paréntesis. Lógico, un juicio de estas características no es sino un paréntesis en la constante de la corrupción española.

Nueva asociación de ideas. De paréntesis viajo a parásito. Ahí me viene a la cabeza Jaume Matas y la bilis se me sube al lagrimal. Cuanto más chorizo eres, más fácil lo tienes para pactar con la justicia. Ahora resulta que este individuo, por reconocer que es más chorizo de lo que decía ser, va a ser premiado con reducción de pena. ¡Qué pena!

Matas, acogiéndose a beneficios; la infanta, tratando de disfrutar del botín (sea en forma de doctrina o en efectivo); y yo, a solas, con un vaso de vino y unas rodajas de salchichón con pan duro. Los domingos no sirven pan del día en el bar de Emilio.