De hambre no se morirá, no, que le queda el momio ése de ser registrador. Pero me gusta imaginármelo tratando de conseguir un empleo de lo suyo y viendo cómo se cierran todas las puertas a su paso. Es como el que prueba su propia medicina, como el que huye de su sombra.
De hambre no se morirá. Para eso hay que ser más pobre y dinero y más rico en honradez.
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