Obcecados andan todos: las urnas han dicho que no, y que no, y que no y que no. Un no rotundo a los cuatro, a sus ideas o a su falta de ideales. A sus promesas y a sus mentiras.
Ya pueden hablar ahora, aunque sea en chino, que seguirá siendo que no.
Se necesitan tres bandas y no llegamos ni a tres cuartetos. Se necesita una orquesta y hay pelea de solistas.
Que se lo tome Felipe VI con calma, que para perder la paciencia (una vez más) ya estamos los españoles.
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